La Importancia de las Ferias Turísticas: Un Viaje al Corazón de la Industria del Turismo
Este trabajo titulado “La Importancia de las Ferias Turísticas: Un Viaje al Corazón de la Industria del Turismo” se estructura en cuatro secciones claves.
Yamira Taveras
Primero, aborda el valor personal y emocional de las ferias como pasaporte hacia nuevas experiencias. Luego, resalta su papel como espacios de encuentro cultural y de oportunidades globales. La tercera parte analiza cómo la participación de República Dominicana en estos eventos ha impactado positivamente su proyección internacional. Finalmente, se destaca el rol de las ferias nacionales como motor de transformación de la industria turística dominicana, con un enfoque común: conectar al país con el mundo.
REPORTAJE: La Importancia de las Ferias Turísticas: Un Viaje al Corazón de la Industria del Turismo
Las ferias turísticas: mi pasaporte emocional al mundo
Por Yamira Taveras (Primera parte)
Siempre soñé con estar ahí. Entre el bullicio de los idiomas, los colores de tantos destinos, los sonidos de culturas tan distintas. Soñé con asistir a una feria turística, no como visitante, sino como periodista. Con los ojos bien abiertos y la curiosidad lista para absorberlo todo.
Sabía que esas grandes ferias servían como plataformas de negocios donde convergen profesionales del turismo, destinos, empresas, inversionistas, comunicadores y viajeros. Que eran espacios de intercambio vital para el crecimiento y la innovación del sector. Pero siempre me preguntaba ¿y a mí, como periodista turístico… cómo puede impactarme realmente?
Mi primera experiencia fue como un viaje sensorial, en el 2014. Lo recuerdo -como no recordarme- si me temblaba todo. Era mi primera vez en una feria y en Milán, Italia. En mi mente solo visualizaba a Milán como el centro de la moda. Y mientras el taxi nos llevaba del aeropuerto al hotel no deje ni un segundo de ver por la ventana. -quizás me encontraba con una de esas famosas modelos de revistas y quería estar lista-
Cuando desperté de mis pensamientos ya estaba en el hotel, había que alistarse y salir para la feria.

Entrar a los grandes pabellones de la BIT en Milán fue como abrir una puerta al mundo. El aire tenía un ritmo distinto, una mezcla de lenguas, aromas y banderas ondeando en los stands como si fueran señales de bienvenida. Todo me parecía inmenso, como si cada espacio me gritara que allí se reunían historias esperando ser contadas.
Me detuve unos segundos antes de seguir caminando. Quería sentir el momento, absorberlo, dejar que ese bullicio organizado me atravesara el alma. Había imaginado muchas veces como sería estar en una feria turística internacional… pero nada se comparaba con esa realidad; era el planeta entero respirando bajo un mismo techo.
Los pabellones no eran solo estructuras de diseño impresionante. Eran escenarios vivos, llenos de culturas extendiendo las manos, de sonrisas, bailes, trajes típicos y propuestas de futuro. Yo, periodista caribeña, me sentía pequeña y gigante al mismo tiempo ante tanta diversidad y por tener el privilegio de caminar entre ella.
La Bolsa Internacional del Turismo (Bit) , es muy pequeña comparada con las grandes ferias como Fitur, ITB de Berlín y la de Londres, pero por ser la primera fue impactante para mí.

En Milan comenzó todo internacionalmente. Luego siguió la ITB Berlín, Alemania; FITUR, Madrid, España; TopResa, París, Francia; ANATO, Bogotá, Colombia y Expoturismo Panamá. Y en este punto fue donde me descubrí privilegiada por estar. Por tener acceso a un mundo impresionante de no solo trabajar, sino de conocer a fondo la industria más próspera del mundo.

-Aquí en la República Dominicana, teníamos en ese entonces Expoturismo desde Santiago de los Caballeros y la Bolsa Turística en Santo Domingo-
Estas ferias, permiten al visitante transportarse a cada rincón del sin necesidad de pasaporte. En un solo día pude estar en Marruecos, pasar por Colombia, cruzar a Japón, y terminar tomando café con un representante de Tailandia. Las ferias no solo se viven; se sienten. Se saborean. Se interiorizan.
En esos pasillos llenos de banderas, bailes, olores y acentos, descubrí que las ferias son más que vitrinas comerciales. Son muros con alma. Espejos con sabores. Matices llenos de adrenalina. Son vida comprimida en pabellones.
En Berlín sentí que no necesitaba pedir permiso para explorar. Cada pasillo de la ITB, cada stand en TopResa o cada encuentro en FITUR me confirmaban que el mundo del turismo es, ante todo, un universo abierto. Que el turismo me había abierto las puertas, y yo estaba dispuesta a cruzarlas todas.
Cada una tiene su esencia. Su ritmo. Sus códigos. Pero en todas he encontrado algo en común; la certeza de que las ferias no son solo para vender destinos, sino para descubrir los nuestros. Para entender por qué hacemos lo que hacemos. Y cómo podemos hacerlo mejor.
El impacto como periodista. “Un periodismo que también viaja”
Como comunicadora especializada en turismo, las ferias se han convertido en aulas vivas, me han permitido conocer de primera mano las tendencias del sector, establecer relaciones profesionales valiosas, escuchar voces diversas de distintas regiones del mundo, acceder a fuentes que enriquecen mis historias, inspirarme con nuevos enfoques, destinos y experiencias, pero, sobre todo, me han regalado una cosa- perspectiva.
Hoy entiendo que mi oficio también es parte del engranaje del turismo. Que nuestras palabras, crónicas, entrevistas y reportajes contribuyen a moldear la imagen de un país, de un destino, de una experiencia. Y que cada feria no solo me forma como profesional, sino que me transforma como ser humano.
Mientras camino por un pasillo repleto de culturas, También me doy cuenta de algo, las ferias no son solo para cerrar negocios, son lugares donde nacen ideas, se activan emociones, y se tejen sueños.

Y yo, que una vez soñé con estar ahí… ahora vivo el sueño con los ojos bien abiertos. Y lo cuento. Porque contar, también es una forma de viajar.
Continuara,,,,
